El Equilibrio de la Metrópolis
Por Ricardo Zambrano
El film Metrópolis de
Fritz Lang, se desarrolla en una ciudad moderna e
industrializada, que lleva un orden jerárquico
donde una multitud de obreros están a cargo de la maquinaria y de hacerlas funcionar que se encuentran bajo tierra y que son
las responsables de que la ciudad se mantenga de pie.
El entorno evoca un mundo distópico, con un aspecto frío y mecanizado, donde la masificación y magnificación de las cosas en
la ciudad son la prioridad. Ya hablaría de esto Walter Benjamin en el texto
“La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” centrándose en dos conceptos, que en
su caso giran en torno a las obras de arte
en un marco moderno pero que aun así son aplicables a la
película de Lanz. Estos conceptos son el arte áurico y el arte masificado.
El
último se refiere a las réplicas de obras de
arte que se encuentran al alcance del público
debido a los avances tecnológicos, sustituyendo
el encuentro íntimo y ritualista que debería suscitar
la obra misma, dando como resultado que el aura de la obra y
la relación de su esencia con al espacio y tiempo
se transforme provocando un encuentro frígido entre ella y el espectador.
En conclusión, el film de Lang establece un diálogo entre
la frialdad de
un mundo industrial revolucionario y la calidez humana y
consciente, representada por Freder, hijo del líder de la
metrópolis, quien pretende establecer un equilibrio entre
la mano de obra y la dirección ejecutiva para que
aprendan a trabajar juntos. En definitiva, el
film pronostica lo que podría desembocar un mundo moderno.
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